2 de septiembre de 2007

Sesión III-A


Tarde del Día 8 de Julius del 1.669

El barco no es muy grande que digamos, pero parece manejable y apropiado a nuestro reducido grupo. Que contando a Juan, del Castillo, alcanzamos la cifra de 10 personas. No es que Juan tuviese mucho empeño en venir, pero viendo como ha quedado su hogar y que seguramente la guardia montaignensa no se dará por vencida ... Se queda con poca posibilidad para la elección.
Ponemos rumbo hacia el último hogar conocido de Sebastién Montfort, el único superviviente conocido de la Isla del Diamante de Sangre. Dejando atrás la Isla de la Montaña Vacía, el nuevo capitán Juan le dedica un pesaroso vistazo mientras su rostro parece que se pregunta a si mismo, si no esta ya muy viejo para eso.

Día 11 de Julius del 1.669

Hemos estado charlando esta mañana entre los marineros. Efectivamente, hace ya más de un año que unimos nuestras vidas al Ciego y el capitán Wolf. Sin embargo, aun no hemos visto ni un gremial. Y eso que en nuestra huida de la prisión, nos llevamos de recuerdo un pequeño cofre lleno de monedas.

Un par de horas después ...

500 gremiales mas ricos, toda la tripulación recupera de nuevo su júbilo. Especialmente porque estamos a escasos días de tomar tierra y entre los marineros ya fantaseamos en que vamos a gastarnos nuestra pequeña fortuna.

Día 14 de Julius del 1.669

Vino montagneinse ... estos afeminados saben hacer un buen vino, debo admitirlo. - Hey camarera ! Mueve tu trasero hasta aqui, y que sea con otra jarra de vino !! - Ligeramente ebrios por el alcohol y las monedas rebosantes de nuestros bolsillos, nos echamos unas copiosas risas. Bromeamos de los que solo poner los pies en seco, les han faltado piernas para ir a la casa de "señoritas".
Entre tragos, chistes malos y anécdotas que cambian cada vez que las cuentan, veo un apuesto muchacho un par de mesas mas allá. Nuestras miradas se cruzan fugazmente una y otra vez. Sin embargo, y se que me voy a arrepentir en las frías noches a altar mar, pero ahora mismo no me siento jugetona y solo me apetece saber como acaba la el chiste de las monjas que recogían setas en el bosque.

La llegada de El ciego y Dylan Wolf es recibida con vitoreos y levantando nuestras copas a modo de saludo. Supongo que no me habría alegrado tanto de haberlos visto de saber que querían que les acompañara a ver la familia de Sebastién Montfort.
Con al espíritu un poco exaltado por el alcohol, me despido de mis compañeros como si se me llevaran presa y posiblemente no volviera a verlos jamás. Abrazos, besos y un lloro que finjo lo mejor que me permite la incontrolable risa. Me despido de todos los de la taberna lanzando besos al aire, y en particular alguno hacia ese chico, que molesto por no conseguir su propósito, gira la mirada hacia otra parte despectivamente - ¿ Pero ? ... ¿ Sera estúpido ? ¡¡ QUE TE FOLLE UN PEZ !! ¡¡¡ IMBÉCIL !!! - le grito ya desde la calle.

De camino hacia las afueras, me doy cuenta que quizás he bebido mas de la cuenta. Aun me faltan un buen montón de copas para decir que voy borracha, pero si que me siento eufórica, radiante y con un ligero problema para controlar mi volumen de voz. Cuando me dicen que tenemos que ir a hablar con la familia Montfort, respecto al fallecido Sebastién, intento centrarme, con mas ganas de éxito.

El caserío de los Montfort deja claro que son una familia bien-estante. Sin dejar de ser una casa plebeya, su tamaño, los jardines que la rodean e incluso el porte del servicio que nos atiende, no deja margen a la duda. Los negocios les van bien.
Dylan se empeña en utilizar sutilezas y engaños, inventándose no sé que historia para conseguir reunir un poco de información. La verdad es que yo habría preguntado directamente. No estamos haciendo nada malo.
La hermana de Sebastién, nos invita a entrar en el caserío y nos ofrece algunas copas de buen vino. Por mi parte sonrío sin probarlo, para evitar pasarme mas de la cuenta. Hablan largo y tendido, la típica charla rememorando los que ya no están. Acordándose de lo buenos que eran y todas esas cosas. Pero en cuando la mujer habla de "el árbol de su vida" de repente los ojos del ex-capitán se abren en una inequívoca muestra de reconocimiento. - ¿ El árbol de su vida ?, ¿ Eso no es lo que pone en su epitafio ? - pregunta. Su hermana tampoco oculta su sorpresa y confirma la buena memoria de Dylan Wolf. Bajo ese viejo árbol centenario, es donde Sebastién jugaba a menudo, cuando era un chico despreocupado.
Después de esto, nos despedimos con cortesía y a juzgar por las miradas que me lanzan, supongo que acabo de levantar la voz un poco mas de la cuenta. Maldita sea, por un par de palabras que digo, y meto la pata.

De camino de vuelta a la taberna me siento triste. Frustrada conmigo misma. Me veo estúpida y patosa. Supongo que es lo que se dice "una mala ronda". El vino, a la larga, siempre me aflige.

En la taberna, los chicos ya están mas ebrios que cualquier otra cosa. Por suerte quien nos interesa ahora mismo, resiste el vino como si fuera agua bautizada. Mortero se muestra curioso cuando le reclamamos, pero no tarda ni un segundo en soltar su jarra y levantarse, incluso antes de saber que se le pide. Esta claro que ha servido de alguna forma u otra en el ejercito. En realidad, solo nos necesitan a ambos para cavar un hoyo. Genial ...

Esa misma noche ...

El día había estado precioso, observabas el horizonte y era como mirar un cuadro bellamente pintado. Todo estaba en su lugar para construir en conjunto una especie de poesía visual. Pero la noche ... como si quisiera intimidarnos, nos acecha impasible, con la luna llena en lo alto del firmamento. El viendo frío soplando y silbando caprichosamente a nuestro alrededor, mece las hojas de los arboles. Creando una incomoda coreografía de sombras danzantes y sonidos extraños.
El árbol resulta inconfundible, tal y como nos dijo la hermana de Sebastién, al final del camino, junto al arroyo, un gran roble centenario.

Montaña se queda mirando a Dylan y El ciego, quienes parece que vacilan unos instantes mirando a su alrededor hasta que la tronadora voz de montaña rompe con el silencio - ¿ Es aquí donde Mortero debe cavar ?. Joder que vozarrón

Ambos empezamos a picar la tierra, mientras Dylan y el ciego se quedan por los alrededores, vigilando. Si no fuera por esta actitud tan precavida, pensaría que no estamos haciendo nada malo. Pero parece como si los ex-capitanes no pensaran lo mismo.


*KLONK* ... Montaña ha dado con algo. Mientras lo acaba de desenterrar con las manos, los otros dos acuden con mi silbido. Justo a su llegada, mortero deja en el suelo una pequeña caja cubierta aun de arena. Apoyo la pala en el cerrojo y con un golpe seco, cae a pedazos. - No !, Aqui no !!. La exclamación de Dylan casi me coge por sorpresa. ¿ Que pasa ? Ni que tuviera que haber dentro el espíritu del mismisimo LeChuck (un perro ladra a lo lejos). Pero bueno, se le ve tan serio que supongo que el fuma hierbas sabrá de que va. Con una exagerada delicadeza, recojo la cajita y se la entrego.

Por el camino de vuelta todos permanecemos callados. Nos subimos al barco de Don Juan y salvo montaña, vamos a su camarote. Allí el fuma hierbas insiste en que venga el capitán y el Padre Diego. Todo ello para ... para nada. Dentro la caja hay algunas cartas manuscritas que no se leer y ... polvo y ... arena con un guijarro y ... nada mas. Bah, me voy a dormir. Creo que para los próximos meses, le pediré al Padre Diego que me enseñe a leer y escribir el montaignense.

Día 21 de Julius de 1.669

Iniciamos el viaje esa misma noche en la que hallamos la cajita. No se que la pasa al fuma hierbas, pero creo que esta mas paranoico de lo habitual. A ninguno de la tripulación nos hizo mucha gracia eso de partir a media noche ... que le vamos a hacer, quien da la pasta, da las ordenes.
Los días de travesía van resultando entretenidos. El padre Diego me está enseñando el montaignense escrito, y a decir verdad, es bastante fácil. Siempre se me ha dado bien eso de los idiomas.

Día ? de ?¿?¿? de 1.669

Ahí esta. Para ser francos la visión de la Isla del Diamante de Sangre, me decepciona un poco. Supongo que tantas historias y misterios, habían dado rienda suelta a mi imaginación. Pero ese islote no tiene nada extaordinario. No al menos desde la lejanía. Ponemos rumbo directo hacia una pequeña cala en la que podremos fondear.

¡¡¡ CORAAAAAAAAAAL !!! - La alerta del vigía es clara y la respuesta del Padre Juan, que se halla en estos momento en el timón, es rápida y decidida, sin embargo ... el impacto contra la barrera de coral es aterrador. El casco cruje y se rompe, lanzándonos a todos por los suelos junto con todo lo que no estuviera debidamente atado. Tras el impacto el barco se balancea nuevamente hacia atrás y si es que alguno quedaba en pie, acaba rodando por la cubierta como todos los demás. Una gran vía de agua se ha abierto en el casco del barco y no tardamos en darnos cuenta que se hundirá en cuestión de minutos. El tiempo suficiente para lanzar el bote y junto con la mayor cantidad de provisiones que podemos salvar, nos lanzamos a l'agua.

No todos podemos subirnos a la barca, a no ser que queramos voltearla o hundirla por sobrepeso.


2 comentarios:

Jézabel dijo...

Mis disculpas por molestarla de esta forma.
Solamente querria saber, ya que estas jugando Septimo mar... si conoces algun sitio donde pueda conseguir el libro de Montaigne, ya que me gustaria saber mas sobre mi personaje y asi perfeccionarlo.
Desde ya muchas gracias y perdon por las molestias una vez mas.
Jézabel.

Quel XX's dijo...

Efectivamente es una partida de 7º Mar y no puedo informarte mucho porque tampoco estoy muy al corriente de los libros y todo eso.
Si el Director de juego o el jugador del "Capitan Dylan" se pasan por aquí, podrán informarte mejor.
Dale un vistazo a su blog y preguntale.
PD : No molestas y gracias por la visita y el comentario.