Esta bonito el paisaje desde aquí. Se puede ver la mar y la villa donde nos hospedamos. Hace un poco de viento y el cielo continua despejado. De fondo, aun oigo el capitán Dylan y Don Juan. No me entero de una sola palabra, pero creo que el avalonés tampoco suena nada mal. Aunque creo que carece de ese carácter duro que tiene el eiseno o la malicia, casi burleta, que desprende el vodaccio. Aunque el mejor es el montaignense. Así como sacando morros y lanzando besos al aire. Por mucho que alguien intente insultarte, si lo hace en el ridículo lenguaje, solo logrará generosas carcajadas.
- Vaaaaya vaya vaya ... después de todo, era verdad - mira, hablando de montaignense ... y por cierto, ¿ de quien carajo es esta voz ? - Tu verdadero nombre es "Juan", "Don Juan de Castillo" nuestro querido Juan. - ¿ De donde han salido estos ? Una docena de hombres de la guarda montaignensa, están a escasos 30 pies de nosotros. - No sabes cuanto tiempo he estado esperando confirmar mis sospechas ... Apresadlos. - Esta última palabra la suelta con un afeminado gesto de mano, que supongo que intentaba parecer despectivo. Como perros bien adiestrados, sus hombres, se nos echan inmeditatamente encima. Pero aprovechando la ventaja de la distancia, nos encerramos en el molino.
Don Juan dice algo, aun hablando en avalonés y el Padre Diego le sigue. Tras sus pasos, también va el capitan Dylan - Oh si !, venga !!, ya se encargará "alguien" de pararlos, ¿¡ verdad !? -. Aquí solo quedamos yo y el ciego, aguantando las acometidas de la guardia que intenta derribar la puerta. Nos miramos aun aturdidos, preguntándonos como hemos pasado en 30 segundos de contemplar un apacible paisaje, a esta situación. Finalmente el ciego se aparta y desenvaina su estoque. Yo también me aparto y busco alguna cosa con la que aporrerar cráneos montaigneses. Un atizador para las brasas !! .. No es un poco corto. ¿ Quizá esa correa de goma ? ¿ o esa escoba ? ... se rompería con facilidad. ¿ Una paella de mango largo ? ... *CRACK* .. La puerta cede ante las embestidas de la guardia, no hay momento para dudas y les arrojo lo que tengo en ese instante mis a mano. El saco de harina vuela por los aires y estalla a sus pies formando una densa nube blanca. El ciego se lanza al ataque con su estoque y el primero de los desafortunados guardias se desploma manchando el suelo con su sangre. Paella en mano, de repente se monta una escaramuza de las buenas. Golpes y porrazos en todas direcciones. Pero con mas ganas de pericia acabo quedando al margen. No hay duda de que estos son guardias bien entrenados y no como los que había en la prisión de la isla de la huella.
Falta completar la entrada. Así por lo alto ... el combate se acaba. El capitán Wolf tiene su propia escaramuza con un malo-maloso que lo deja hecho una braga y ... el molino queda tan destrozado que Juan se une a nosotros. O nosotros a él, que a fin de cuentas el barco que usaremos es suyo. Las isla del diamante nos aguarda !
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