Dia 19 de Tertius del 1.668
Uno ... dos, tres y cuatro ... Bah !, Solo nos quedan cuatro gremiales. ¿ Me escuchas ? ... Hey !, ¡¡ Saca la mano de aquí o te rompo los dedos !! Te digo que solo nos quedan ... *suspiro*. Es injusto Mario, hoy me tocaba a mi emborracharme.
Mario esta tan pedo que apenas se mantiene en pie. Nuestra despedida del último trabajo se ha prolongado mas de la cuenta y mañana se va a arrepentir. Que forma mas bruta de beber tiene el tío.
Ambos nos balanceamos en un precario equilibrio hasta el puerto. Supongo que el olor de mar y vomitar un poco esa porquería que por las que nos han sableado 3 gremiales le despejarán las ideas. Con su cabeza inclinada en el bordillo del puerto miro a mi alrededor. Creo que el ron también me pasa factura y me agacho un poco para no caerme al agua. Desde aquí, a pesar de la negrura de la noche, se puede ver el puerto que nunca para. Un barco que acaba de abandonarlo. Perfectamente enmarcado con el horizonte, su tripulación se esfuerza en acatar las ordenes del típico contramestre gruñón y engreído que se cree la leche, solo por ser el que mejor se la chupa al capitán. Debe de ser el panolis ese ... ¡¡¡ ESPERA UN MOMENTO !!! ... ¡¡ A ESTE HIJO DE PERRA LE CONOZCO !!. ¡¡ ES ÉL !!
Suelto a Mario y corro hacia el puerto, donde aun hay varios de los mozos de carga. No me resulta complicado lograr un nombre. El bastardo ese tiene un apodo. Se le conoce como "Joe Shark". Un nombre que murmuro varias veces entre dientes mientras su navío se aleja lentamente.
Puede acabar de pasar lo que queda de la noche en la habitación de Mario. Esta tan bebido que seguramente no recordará porque esta empapado y durmiendo en el suelo.
En los siguientes días ...
Estoy nuevamente en la calle. Mario se fue y no quiere seguir pagándome el alojamiento. Bueno, eso y ... que yo tampoco estoy dispuesta a pagar lo que pide a cambio. Es verdad que es un tipo divertido, pero no es precisamente el tipo de hombre que me apetece ver entre mis piernas.
Exprimiendo los últimos gremiales, puedo averiguar algunas cosas mas de Joe Anchoa. Tiene intención de preparar una emboscada a un grupo de navios montagneses, y para ello, esta reuniendo todo tipo de calaña variada. Entre esos despojos de la humanidad, están un par de incompetentes con un barco al que necesitan rellenar urgentemente con tripulación. Matando dos pájaros de un tiro, consigo entrar a formar parte del "Sea wolf" para asegurarme unos gremiales, y poder mantenerme cerca de ese malnacido con nombre de pez.
El "Sea Wolf", es un barco nuevo recién salido del astillero. Un poco grande para ser usado como barco pirata, pero ... es lo que hay. Su capitán es un avalonés fuma hierbas que se hace llamar Dylan Sir Wolf, su compañero es un comerciante afeminado de Vendel. Apodado como "El ciego". El resto de la tripulación, deja mucho que desear. Creo que ante tal muestra de despojos humanos, esta vez no me tocará a mi limpiar la cubierta.
Algunas semanas después ...
Se ha reunido una pequeña flota de piratas, lista para el asalto, Y yo estoy en ella. Intento imaginarme arrancándole los ojos a Joe Sardina para recordarme porque no debo empezar a dar ostias, aun.
A las ordenes de ese cara de sardina, nos mandan a interceptar al pinnace "Dumas III", uno de los mercantes que se quedado retrasado. El capitán Wolf empieza a dirigirse a nosotros de forma imperativa para poner rumbo a nuestros blancos. El "Dumas III" y su escolta "Luniere Noire", no tardan en averigurar nuestras intenciones y maniobran al respecto. Mientras el primero inicia un viraje para mantener la distancia, el segundo cambia su rumbo para encarar su foque metálico hacia nosotros. Sin embargo, la brigantina de escolta es demasiado lenta y nuestra barcaza no tarda en acortar distancias con el mercante.
De repente, a lo lejos resuenan los primeros cañonazos y pasados algunos segundos, varias columnas de agua aparecen cerca de nosotros. Supongo que nos están disparando, pero desde tal distancia no hacen mas que desperdiciar munición. Su capitán debe de ser un completo incompetente. Algo que puedo comprobar que es un Don muy común en los capitanes de hoy en día. Ya que el sopla gaitas del Señorito Wolf decide que nuestra munición también es prescindible y lanza algunos cañonazos a la Madre oceano. Aun así, Wolf tiene el santo de cara. Tras todas las bolas de plomo lanzadas, algunas logran impactar al pinnece mercantil, que no muy inteligentente, abandona su retirada para presentar batalla. Detiene su avance y concentra todas sus fuerzas en hundirnos. Pero a la hora de la verdad, solo consigue convertirse en un blanco fácil para nuestro maestro artillero. Cosa que no tarda en descubrir cuando su cubierta se llena de agujeros y madera astillada. En ese momento, opta por algo mas estúpido. Arollarnos.
Supongo que se podría evitar la colisión, pero Sir Wolf no es como el afeminado Vendel, debe tener escaso aprecio por su barco. Le parece que encararnos al pinnace es es una mejor elección y bueno ... sin duda la colisión resulta estridente. La madera cruje y explota por el impacto. La sacudida no deja a nadie en pie y algunos desafortunados de ambos navios caen por la borda. Instantes después ambos barcos se balancean con virulencia mientras sus cascos pasan crujiendo y rozando uno al otro. Arrancando de cuajo todo lo que sobresale mas de una pulgada de las cuadernas. En ese instante las primeras cuerdas de abordaje vuelan por los aires, dejando ambos inmovilizados uno junto al otro.
El abordaje no se hace esperar. Desde mi cubierta veo los mercantes, gente mas o menos honrada que solo hace su trabajo. Siendo atacados por descerebrados piratas. Escupo el nombre de Joe Lubina somo si me sabiera a vómitos y me lanzo al abordaje sin intentar pensar mucho en lo que estoy haciendo.
El caos habitual se hace dueña de la escaramuza. Un montón de gente corriendo, gritando y golpeándose. A mi llegada en la cubierta del mercante montagnese, un grupo de marineros esperan, junto con "el ciego" nos lanzamos al ataque. Puñetazos, arañazos y algún que otro cabezazo son necesarios para poder tumbar al primero.
Venga !! apestoso salta cabras !!, ¿ Eso es cuanto sabes hacer ?, Ja Ja Ja !!!. Empezaba a disfrutar hasta que en mitad del frenesí lanzo uno de los montagneses sobre la cabeza de su compañero. El golpe le deja seco y ambos se precipitan a la mar. ¡¡ Oh mierda !!. Por suerte soy a tiempo de saltar por la barandilla y agarrarlos en pleno vuelo. Con los pies me engancho en la barandilla quedando colgada boca abajo como un jamón de Castilla. Por que poco ... . Miro hacia abajo para comprobar que sigo sosteniendo en cada a uno de los marineros.
"El ciego" es quien me ayuda a subir a cubierta cuanto parece ser que ya todo se ha acabado en nuestro favor. A mi alrededor están todos los caídos, algunos vivos, pero otros no han tenido la misma suerte. Un horriblemente escalofriante grito rompe de repente el aire. Es como si la misma Madre oceano gimiera de insoportable dolor. Todos las miradas se dirigen hacia el camarote del capitán del pinnace, donde soy la primera en llegar. Al abrir la puerta puedo ver un hipócrita montagnese, con sus inconfundibles medias, esa peluca rizada, la típica mirada prepotente, su traje emplumado y su habitual pistola ... No, espera ... ¿ su pistola ?. La deflagración me toma por sorpresa, al igual que el ardiente estallido en mi abdomen que me deja sin aire.
Como si las mallas le apretaran demasiado el paquete, el montagnese lanza una aguda risita a modo de despedida y se desvanece por una extraña brecha abierta en mitad del camarote. Junto a mi, esta el comerciante de Vendel, que me acompaña en la perplejidad.
Nuevamente saltan pedazos de madera por los aires. Aun queda la bargantina que escoltaba el pinnace, la que viendo que el mercante ha sido abordado, intenta castigar al "Sea Wolf" como represalia. Me incorporo dolorida y comprobando una fea herida en el abdomen. Bueno, a decir verdad no es nada grave, pero no me gusta sangrar y con una vez cada cuatro semanas, ya basta. El capitan avalonés me asigna al mando del pinnace marcante y de algunos de los tripulantes del "Sea Wolf" para que lo aleje de la pelea. Concentro todos los hombres en conseguir mantener ese montón de chatarra a flote mientras se aleja mas por el propio oleaje del mar que por lo que pueda manejar el timón.
Una vez acabada la batalla ...
La brigantina ha durado y ahora ya forma parte del coral marino. Abarloamos los barcos para evitar que se pierda lo que queda del navio mercantil y ponemos rumbo para unirnos con el resto de la flota. Que parece, lamentablemente, ha tenido éxito en su asalto.
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