8 de octubre de 2007

Sesión VI

13 Septimus del 1.669 ...

Hace un frío que mata y casi nadie quiere estar en cubierta mas de lo necesario. Por suerte el nuevo navío que compró el capitán Dylan Wolf es considerablemente rápido y muy manejable, cosa que ha recortado la durada de la travesía. Habría sido una brillante compra si no fuera por las ratas que anidan en rincones que no conseguimos descubrir. Bueno, y porque este montón de madera quejica tiene mas años que Matusalen.
Hablando de años, anoche me percaté que debo haber cumplido ya los 19 hace algunos meses. 19 años ya ... me estoy haciendo vieja. Francamente es un poco molesto saber cuando nací. Mejor dejo de pensar en tonterías y me acabo de vestir. Voy a acompañar nuevamente al Fuma-hierbas y al Ciego para la visita diplómática. Por desgracia, no estoy acostumbrada a montarme tanta ropa encima y, creo que si tropiezo, en lugar de caerme voy a salir rondando.

Amarramos el bote en una cala en la isla de Eskjö. Nos dirigimos hacia una aldea que ya atisbamos desde la mar. Supuestamente aqui se celebra una importante reunión de Jarl's. Con lo que el porcentaje de brabucones con ganas de unirse a nuestra tripulación, sera elevado.
Por el camino, aun sigue nevando en silencio. Solo el crujir de la nieve bajo los pies anuncia nuestra presencia. Para olvidar el frío, voy repasando los verbos en Vendelino. En los ultimas semanas de nuestra estancia en Kirk, pagamos a un profesor para que nos diera unas nociones básicas. Afortunadamente para mi, el Vandelino es sumamente parecido al Eiseno en conjunción y formulación. Si no hablan muy rápido, me siendo capaz de entender cualquier cosa.

Llegados a las afueras de la aldea, entra en juego la diplomacia Vendelina. Desde arriba su muralla de troncos, nos miran con desprecio y prepotencia. Aquí se aplica la ley de "No vales una mierda, hasta que no demuestres lo contrario". Intantamos parlamentar pero no tardo en darme cuenta que las palabras "valor" y "fuerza" no significan nada si no van respaldadas de acciones. Cambio radicalmente mi discurso para poner en duda la hombría de el mas grandullón de los que se asoma por la muralla. Es mas fácil insultar cuando se que digo exactamente, incluso me da la libertad para improvisar. Su reacción no se hizo esperar y pocos segundo después de que su iracunda cara desapareciera tras la muralla, las puertas se abren.

Oh !. Bravo Nicolete, tu si que sabes elegir bien a tus contrincantes ... . Me pregunto si su pobre madre sobrevivió tras el parto de semejante mastodonte. Con una gruesa piel cubierto de pelo y pieles, supera de largo los 6 pies de altura. En su torso donde podría amarrar media armada Montagnesa y a ambos costados unos brazos mas anchos que mi cadera.
Su salvaje rostro, acentuado por la barba y las pieles que le cubre, sonríe mientras me evalúa. Pesa por lo menos, 3 ó 4 veces lo que yo. Con un gesto de hombros se desace de sus ropas para quedar solo en pantalones. Sin el grueso de las pieles no parece tan grande, en realidad solo cabria un tercio de la armada Montagnesa. Yo imito sus gestos y me libero de la carga del abrigo. Procurando que me vea bien, con suerte me infravalora y eso me da algo de ventaja. De no ser así, lo tengo crudo.

Empiezo aprovechando mi agilidad, que nunca ha sido brillante, pero ante tal monstruo de hueso y musculo, cualquiera es rápido. Apoyándome en su barriga salto hasta su cara donde le arreo un par de codazos. Su reacción es lenta y falla cuanto intenta agarrarme, me sitúo en su flanco para asestar otro puñetazo a sus costillas. Cuando me retiro me resiento por los nudillos. Pegarle a un árbol seria mas blando. En cambio, ese "hombre" a duras penas se ha inmutado y se aproxima al trote hacia mi. Es lento, pero muy experimentado, consigo esquivar algunos golpes, pero solo algunos. Un ligero golpe en la pierna me desequilibra y en cuanto intento reponerme me estampa contra el suelo tras un manporrazo en la espalda. Consigo apartarme a tiempo antes de que me pisotee.

La escaramuza de prolonga un buen rato, a estas alturas el grandullón hace rato que jadea. Por muy fuerte que sea, le han llovido una de ostias que ni siquiera el mas viejo de los robles puede aguantar. Por mi parte me duelen los puños, aun me cuesta respirar tras esa patada y su ultimo puñetazo aun me nubla la vista. A pesar de eso, puedo ver gente a mi alrededor, vitoreando y gritando. Disfrutando del espectáculo. No les culpo, me duele todo, pero me lo estoy pasando en grande, y a juzgar por la sonrisa ensangrentada de mi contrincante, no soy la única. En cuando nos reponemos un poco ambos nos lanzamos a un nuevo ata... - ¡¡¡ ALTO !!! -. El Jarl anfitrión pone fin a la pelea.

Logmann, ese grandullón tiene nombre y se llama Logmann. Me lo acaba de contar mientras ambos estamos sentados en una de las cabañas de la aldea, donde nos aplican algunas curas. Sonriente me felicita por mis habilidades, agradecida no puedo hacer mas que admitir sinceramente su gran pericia marcial. Hacia tiempo que no encontraba un contrincante de estas alturas. Cuando ambos nos encontramos aun magullados pero recompuestos, nos podemos unir a gran cabaña, donde se celebra algo que parece mas bien una bacanal que una reunión civilizada. Aquí hay de todo; Música, comida, risas , gritos, mucha bebida y ... si me gustasen los hombres grandes y con pelo, seguro que también podría encontrar una excitante final de balada.

Al amanecer ...

Aturdida y ligeramente resacosa, abro un poco los ojos. Levanto la mirada para ver que mi incomoda almohada es uno de los brazos de Logmann. Se que estuvimos charlando durante mucho rato, pero no recuerdo haberme dormido encima suyo. Me incorporo aun resentida por la pelea de ayer - Buenos días Nicolette, Je je je ... ¿ ya puedes caminar ? - Es Logmann, que estaba despierto ya. Creo que le sonrío, no lo se muy bien, aun estoy durmiendo, y salgo a fuera en busca de algún lugar donde asearme un poco.

El agua esta helada y siente como se me echara encima mil alfileres, sin embargo es un placer deshacerse de esa pegajosa sensación sobre la piel. Tras aguarme la cara y el pelo puedo decir que yo formo parte del mundo consciente. A la vuelta a la gran cabaña, están esperándonos algunas docenas de hombres. No recuerdo haber acordado nada, supongo que estaba muy borracha después de todo. Pero al menos, parece que ya tenemos tripulación.

Tras una breve despedida, volvemos al barco. Me extrañamente bien, teniendo en cuenta la escaramuza y las ingentes cantidades de alcohol que acabe tragando.
Una ves en nuestro barco, tardamos un rato en situar la nueva tripulación. El idioma puede acabar siendo un problema y acabamos formando una compleja red de traductores. Salvo Vodaccio, se pueden escuchar todos las lenguas de Thea en nuestra cubierta.

(... Falta un combate naval ...)


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