15 de octubre de 2007

Sesión VII-B


(... continuación de la entrada anterior ...)
A media mañana salimos tras la estela del pesado buque del Barón Reiner von Heilgründ. Los capitanes Wolf y el Ciego han decidido juntarse con el eiseno, que tiene ya sus teorías de los posibles escondites del buscado pirata Joe Shark. Me cuentan que ayer, mientras yo estaba con el Barón, fueron a reunirse con Pyotyr Siev Andropovich. Un pez gordo Ussuro. Les advirtió para que se cuidasen las espaldas. Un tal Aleksi Pavtlow Markov v'Novgrorov tambien sigue los pasos de Joe, pero este no parece que lo busca para cargárselo, mas bien lo contrario.

A media tarde de ese mismo día ...

Llevamos varias horas explorando todos los rincones de unos inaccesibles acantilados. Según Reiner Hainzl, cabe la posibilidad que en alguna de las grutas naturales se escondiera el "Sea Wolf". Por infortunio, parece que no es así.
De repente el grumete de la vigía advierte de las señales del navío eiseno. No sabemos que se traen entre manos pero hacen señales para abarloar. El capitán Dylan ordena al piloto virar a estribor para facilitar la maniobra.
- ¿ Ocurre algo ? -. Pregunta uno de los nuestros grumetes mientras recive una de las cuerdas de amarre arrojadas desde el otro barco. Pero los marineros del navío eiseno parecen muy estar ocupados afianzando las cuerdas. No hay respuesta. Cuando el pobre grumete repite su pregunta, una fuerte detonación de una pistola le hace saltar media cara por los aires. Cayendo muerto incluso antes de tocar al suelo.
La sorpresa es general y nadie reacciona debidamente. ¿¡ Nos están abordando !?. Para cuando corre la voz de alarma y los marineros consiguen prepararse, mas de una docena de cuerpos yacen ya sobre nuestra cubierta. De repente el caos se apodera de todo y todos. Mas deflagraciones dejan pequeñas nubes de humo marmolíno en el aire y algunos marineros de ambas tripulaciones caen muertos o moribundos. El resto estalla entre chasquidos metálicos y gritos.
Con una patada en el entrepiernas, dejo fuera de combate a un marinero que se interpone entre yo y mi arma. Para cuando me doy la vuelta, solo puede ver pelotones enzarzados en combate por todas partes. Atrevidos marineros que con mas voluntad que pericia se descuelgan de las velas para entrar en combate. También están aquí, organizando el abordaje, uno de los oficiales del barón Reiner, junto dos de los sub-oficiales. A lo lejos, nos vemos y nos desafiamos con la mirada. Me agarro firmemente a uno de los cabos de la verga de trinquete y cortar el nudo me lanza por los aires. Como si fuera un proyecto, de proa a popa el barco entero, consiguiendo caer encima uno de los sub-oficiales, un Vodaccio. Que no tarda en recomponerse del golpe. Empuñando con su mano zurda, hace bailar su estoque en el aire acometiendo contra mi. Sin tregua. Evado los dos primeros ataques hasta que perfora mi muslo. Aprovecho la fuerza que me infiere el dolor, puedo asestarle un fuerte golpe al hombro, que cruje y se parte en pedazos. Sin embargo el Vodaccio no se da por rendido hasta que dejo caer mi arma, con todo su peso, sobre su cabeza.
Miro a mi alrededor y puedo ver el fuma-hierbas cayendo inconsciente. Su contrincante, el oficial Francisco Caravello, le ha derrotado. Aunque a juzgar por su lamentable aspecto, el capitán Wolf ha presentado batalla, una dura batalla. Cargo contra él a pesar de la cojera. Sin ser consciente de mi presencia hasta demasiado tarde, sus costillas se rompen añicos cuando recibe el fuerte impacto de mi arma. Aturdido, molido y desconcertado se levanta nuevamente. Justo a tiempo para que Dylan Wolf, que parece que aun tiene una última palabra, dispara a bocajarro a su contrincante. Aun vivo, pero incapaz de moverse, se desploma encima su propio charco de sangre.
En tercer lugar, queda el su-oficial eiseno, que se he encarado con el Ciego. Este esta subido al palo mesana, donde es un blanco fácil para que el sub-obifial le dispare. Siguiendo en racha, arremeto contra este, tal y como acabo de hacer con su superior. En esta ocasión, no es necesaria ninguna ayuda extra, el eiseno de desploma con la cadera molida.
Nuestra tripulación Vendelina, da honor a su nombre, y no sin lamentables perdidas, pero da su merecido a los traidores. Cuando se inició el abordaje, por unos momentos, sentí un duro pesar al ver como Reinier nos atacaba. No tardé en percatarme que Reiner no estaba entre los asaltantes, cosa que en parte me tranquilizó y en parte me llenó aun mas de preocupación. Ahora, incapaz de poder esperar ni un segundo mas salto por las pasarelas hacia el navío eiseno. Coja, sangrando abundantemente por el muslo y jadeando victima del esfuerzo realizado, abro la puerta de su camarote solo para confirmar mis temores. El Barón Reiner Hainzl von Heilgründ yace muerto en su mesa, apuñalado a traición por la espalda. El cuchillo del delito aun esta en su sitio, como desafiante. Orgulloso.
Respiro profundamente mientras me acerco a él. Aun tenia tantas cosas que preguntarle ... y ahora su sangre se esta derramado por encima los mapas. Con cuidado, como si aun pudiera lastimarle, cargo con su cuerpo hasta la cama. Donde lo dejo descansando. - Si pudiera recordar algo mas ... pero no se cuales son nuestras tradiciones funerarias. No te preocupes, las averiguaré y serás enterrado como mereces. Como valeroso y leal Barón de Heilgründ. - Cierro los ojos y pido a mis padres que cuiden de él. De quien me ha acercado mas a ellos que cualquier otra persona bajo el cielo.

De vuelta a cubierta, los pocos traidores que aun viven, se rinden ante su inminente aniquilación. Finalmente son hechos presos y serán tratados como tal, como dictan las leyes del mar. ¿ Pero todos ? ... No, todos no. Francisco Caravella, quien viendo su rostro, una se pregunta si su apellido es en realidad algún chiste mordaz, aun sigue vivo. Ese tiene cosas que contarnos.


Empezando a anochecer ...

Tardamos varias horas en arreglar un poco todo el desastre. Hay heridos por todas partes y los destrozos son cuantiosos. El padre Diego ha demostrado una vez mas ser un habilidoso cirujano y acutalmente mas de media tripulación ya le debe la vida dos veces como mínimo. Los que nos mantenemos en pie actuamos en silencio, pues todos hemos perdido algún amigo o conocido en esta refriega. Nos apresuramos en apañar los daños colaterales que se han causado a ambos navíos y los preparamos de nuevo para la nevegación. La mermada tripulación, se divide en dos y asignándome temporalmente el mando del navío eiseno, conseguimos llegar de nuevo al puerto de Sievna.

(... Falta completar. Pero en este punto tengo dudas. Pues se supone que volvemos a Sievna. Allí tenemos otro encuentro "poco amistoso". sin embargo no logro comprender en que momento nos recuperamos, especialmente el capitán Dylan Wolf, que después del fallido abordaje, quedó hecho papilla ...)


No hay comentarios: